Estimados de construcción: póngalo por escrito
Fred Campbell, contratista de albañilería y ganador de premios, ha aprendido mucho durante su larga trayectoria en la industria de la albañilería, incluyendo una lección sobre estimados de construcción que aprendió de la forma difícil.
Por Jennifer Morrell
Si ha venido prestando atención, es probable que ya conozca a Fred Campbell, el dos veces ganador del Campeonato Mundial BRICKLAYER 500 de Spec mix (en los años 2013 y 2015), el cual se organiza cada año durante el evento “Mundo de Concreto” que tiene lugar en Las Vegas. La empresa de albañilería de Campbell, Creative Masonry, con domicilio en Greeneville, Tennessee, ha sido bastante exitosa, pero está de más decir que ese éxito se lo ha ganado a pulso.
Comenzando por la necesidad de tener albañiles mejor capacitados y mejores escuelas de oficios, hasta de reconocer que los trabajadores deben tener su salario documentado y pagar impuestos, la industria de la albañilería ha experimentado serios problemas que, en las palabras de Campbell, él debe atender directamente para operar su negocio con eficacia.
Sin embargo, resalta uno de los problemas y es una lección que aprendió de la forma difícil: poner los estimados de construcción por escrito.
“La lección más importante que he aprendido es nunca dejar nada al aire y poner las cosas por escrito”, dice Campbell. “Siempre he sido una persona que confía mucho en la gente. Sé que la gente puede confiar en mí y espero poder confiar en los demás. Sin embargo, he aprendido la importancia que tiene el poner por escrito los estimados de construcción y cada uno de los detalles”.
Campbell explica un caso reciente, cuando dio un estimado de construcción sólo de palabra para un trabajo en la histórica escuela de Johnson City, Tennessee, la cual iba a restaurar y a evitar su demolición. Aunque su tarifa por hora para mano de obra era exacta y definida, la cantidad de horas necesarias para terminar el proyecto que se facturaron eran más de lo que se había propuesto en el estimado. Aun así, sin nada por escrito, Campbell no tuvo ningún argumento para ampararse cuando la compañía de fianzas le pagó menos de la mitad del monto adeudado, y ofreció la módica cantidad de $2,000 para liquidar el adeudo restante de $32,000.
Al haber establecido la tarifa por hora antes de realizar el trabajo, Campbell pudo demostrar electrónicamente la cantidad exacta de horas efectivas y, por consiguiente, el monto que le debía a su empresa. Así que podemos pensar que es un caso indiscutible, ¿no? No es así. Es muy probable que se llegue a una instancia legal para intentar recuperar el dinero que se le debe; en este caso, los verdaderos ganadores serían los abogados, dice Campbell.
“He licitado proyectos de hasta $950,000 sin ningún papel de por medio”, dice. “Antes estaba bien, pero ya no es así actualmente. Debes tener todos los pormenores por escrito. Todo. Lo he hecho más de una vez: cuando un contratista pide un trabajo adicional, yo supongo que me van a pagar. Me he llevado algunas desagradables sorpresas en un par de ocasiones”.
Campbell, ahora con 45 años, se hizo cargo a los 18 años del negocio de albañilería que tenía su padre. En realidad, dejó la escuela para poder hacerlo. Pero era y sigue siendo un hábil albañil, y sabe bien que contratar a gente brillante hace prosperar a una empresa. A lo largo de su trayectoria, también aprendió que es importante tener contratos y leerlos, aun cuando le tome varias horas hacerlo.
“Mi padre jamás en su vida firmó ningún contrato con nadie; pero esa época ya pasó”, dice. “Cuando una empresa envía un contrato de construcción, siéntese a leerlo. Y miesntras más grande sea la empresa, más necesario es sentarse una hora y media a leerlo. Es probable que encuentre cosas en el contrato que no forman parte del alcance de su trabajo”.
Campbell se siente especialmente orgulloso de su oficio, pero reitera el consejo que dio: “La albañilería es un negocio difícil y no sólo por las condiciones tan demandantes, sino por lo que uno tiene que aguantar para ganarse la vida”, dice. “Así que, no importa si se trata del más fino detalle: póngalo por escrito”.
Y usted, ¿qué ha aprendido?
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