Crear una cultura de seguridad en la industria de la albañilería
Por Zach Everett
Cuando se habla de crear un cultura de seguridad en la industria de la albañilería, es necesario preguntarse qué es toda aquella retórica acerca de la “cultura de seguridad”. Creo que la mayoría de la gente entiende la idea principal, pero vamos a aclarar de qué estamos hablando cuando usamos la palabra “cultura” para hacer referencia a la seguridad en la industria de la albañilería.
Entendemos que en el mundo existen distintas culturas. Las características, los hábitos, los rituales, las costumbres, la comida, la forma de hablar y el estilo de vida en general que tiene la gente de otras partes del mundo. He tenido la fortuna de visitar África en algunas ocasiones. Seguramente habrán escuchado el término “choque cultural”. El simple hecho de conducir un auto en el país es impactante, especialmente la primera vez. Si alguna vez ha visitado algún país en vías de desarrollo, se dará una idea de lo que estoy hablando. Las señales de tránsito son casi inexistentes (incluidos los señalamientos) y en las áreas de alta concentración de tránsito impera la ley del más fuerte, como es el caso de Nairobi, la capital de Kenia.
Mi primera mañana en esa ciudad, desperté y me tropecé con las puertas corredizas de vidrio, que tenían una vista panorámica a la red de calles que se interconectaban todas entre sí como un grupo de intersecciones sin señales. Asombrado me quede esperando a ver la carnicería que yo estaba seguro se iba a producir en cualquier momento. Tomé mi cámara fotográfica y saqué algunas fotografías. Había personas, autos, camiones grandes y pequeños, vans, autobuses, carretas jaladas por burros y gente por igual por todos lados. Y no quiero sonar repetitivo, pero nadie usa las señales de tránsito. Solo escuchaba un constante sonar de bocinas que venían de todos los vehículos que estaban a la vista. Hasta los mismos burros parecían emitir ese sonido.
Para describir mejor cómo es el tránsito ahí, imagínese que toma una colonia de hormigas y la agita. Aun así, todo funciona bastante bien. No vi muchos más accidentes de los que veo aquí. Ese constante estruendo de bocinas hubiera creado una interminable lista de casos de agresividad al volante en nuestro país. Sin embargo, allá es simplemente un aviso para hacer un cambio de carril. Sólo conducen su auto hacia la dirección que desean, suenan la bocina y empiezan a maniobrar. Si escucha que rechinan llantas, se rompen vidrios o metal crujiendo, uno maniobra de vuelta a su carril. Eso es parte de la “cultura”.
Es la misma situación cuando se trata de la seguridad en nuestros lugares de trabajo. Existe una norma aceptada, pero ¿cuál es esa norma? ¿La norma es asumir riesgos innecesarios? ¿Es aceptable no prestar suficiente atención cuando se usa una herramienta? ¿Es no poner una barandilla o dos al andamio como si no fuera gran cosa? ¿Es normal que el operador del montacargas no utilice el cinturón de seguridad o que el trabajador en el andamio no use protección contra caídas? ¿Las nuevos empleados son puestos a trabajar sin antes haber recibido capacitación de seguridad? ¿El supervisor tiene la actitud de pensar que la gente de seguridad habla de cosas innecesarias? Si la respuesta es sí a cualquiera de estas actitudes o acciones, es un indicador de una cultura insegura. Las acciones inseguras son la norma; por consiguiente, es la cultura.
Lo que buscamos cuando hablamos de una cultura de seguridad en la industria de la albañilería es justo lo contrario. Cuando alguien comete una acción insegura, esperamos que todas las personas en el lugar de trabajo se detengan y miren a esa persona con un aire de asombro. La cultura que queremos construir está basada en que los procedimientos seguros sean la norma. Que cuando se vean peligros, se retiren de inmediato. Que cuando alguien intente realizar una actividad insegura, sus compañeros de trabajo le detengan y le expliquen: “En este equipo no trabajamos así porque alguien podría salir herido”.
Eso es una cultura de seguridad en la industria de la albañilería. Las características, los hábitos, las costumbres, la forma de hablar y el estilo de vida del equipo de trabajo debe enfocarse a la seguridad, aun cuando se vea afectada la producción. En muchos proyectos de albañilería, la norma sería que el supervisor hablara a diario acerca de tomar medidas de extrema seguridad. Eso es justo lo que debemos empezar a construir. No es fácil implementar cambios, pero sí es posible, y eso rinde frutos a futuro.
Aquí le doy una sugerencia que puede contribuir a crear una cultura de seguridad dentro de su empresa: enfóquese en sus supervisores. Ellos son el punto medular de la verdadera transformación cultural. Podemos empezar a trabajar en esto al revés, con los empleados, pero las cosas no van a cambiar hasta que haya un cambio a nivel de supervisores. Cuando los supervisores hayan aceptado el cambio, harán que el equipo de trabajo lo acepte también. Si uno es rígido con los empleados, pero no se le dice nada a los supervisores, esta acción se considerará como un acto de hipocresía. Crear una cultura de seguridad en la industria de la albañilería no es sólo una meta, sino todo un proceso. Esto significa que habrá cambios constantes cuando así sea necesario y se intentará hacer las cosas de formas distintas para crear esa cultura de seguridad.
Zach Everett, profesional acreditado en salud, seguridad y medio ambiente, además de estar certificado en salud y seguridad ocupacional, es también el director de seguridad corporativa de Brazos Masonry en Waco, Texas. Zach se dedica a la creación de un ambiente de trabajo seguro no sólo para los empleados, sino para todo el personal que se encuentra en sitio. Puede comunicarse con él en la dirección zeverett@brazosmasonry.com.